En Pilsen, un grupo fomenta el diálogo interno positivo y la inteligencia emocional entre las niñas

Cualquier frustración es bienvenida después de clase en GLOW: Trauma-Informed Mentoring for Girls. “Este club es el único en el que podemos expresarnos”, dice una niña mientras sus compañeras crean un “jardín zen”.

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Las participantes juegan con arena durante una reunión reciente del Club GLOW.

Anthony Vazquez/Sun-Times

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Vanessa, de nueve años, dibuja con marcadores brillantes en un plato que pronto será parte de su “jardín zen”.

Las ocho niñas que la rodean hacen lo mismo en una sala colorida en la sede del Club One del Union League Boys & Girls Club en Pilsen después de la escuela el jueves pasado. La “sala de meditación” está tapizada con carteles hechos a mano que muestran afirmaciones positivas como “El polvo se asienta, tú no” y “Progresar despacio es mejor que no progresar”.

Vanessa escribe palabras y frases como “yoga”, “soy muy lista”, “siestas”, “me quiero a mí misma“ alrededor de todo el plato como afirmaciones y cosas que le dan paz.

En el grupo de después de la escuela —GLOW: Trauma-Informed Mentoring for Girls— las niñas trabajan sus experiencias traumáticas, problemas con los amigos, ansiedad y pensamientos negativos sobre sí mismas. Cualquier frustración es bienvenida en las reuniones de GLOW y este trimestre se enfocan en el bienestar social y emocional.

“Este club es el único en el que podemos expresarnos”, dijo Vanessa.

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Las participantes dejan comentarios en un pizarrón blanco en el Club GLOW ubicado en el Club One del Union League Boys & Girls Clubs en 2157 W. 19th St. GLOW ayuda a las participantes a entender y compartir sus sentimientos y emociones con otros para ayudar a superar situaciones difíciles.

Anthony Vázquez/Sun-Times

Alice Pérez es la mentora del grupo capacitada en traumas.

“Antes nos centrábamos en los preadolescentes... y en todos estos factores de protección para alejarlos de las drogas, el sexo prematrimonial y todas estas cosas”, comentó Pérez.

“Ahí es donde nos equivocamos. No les estamos enseñando en un momento crucial de su vida estas habilidades positivas de adaptación y dando prioridad a la autosanación y a la inteligencia emocional. Cuanto antes lleguemos a ellos, mejor, porque entonces ya tendrán esas habilidades para convertirse en adultos de éxito”.

Aunque cualquiera puede unirse al grupo, los niños que muestran comportamientos preocupantes en el Union League Boys & Girls Clubs pueden ser invitados específicamente para unirse al grupo.

“Son un poco alocadas, pero lo principal es que quieren sentirse seguras, que todas son amigas y quieren sentirse en paz”, dijo Pérez.

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Las participantes miran sus platos durante el club GLOW en el Club One, programa extraescolar organizado por Union League Boys & Girls Clubs, en 2157 W. 19th St. El GLOW Club permite a las participantes entender y expresar sus sentimientos para ayudarles a superar situaciones difíciles.

Anthony Vazquez/Sun-Times

Mientras que las técnicas de salud mental para niños tan pequeños como Vanessa puede que no existían hace una década, los factores de estrés como el acoso escolar (bullying) siempre han sido un problema para los niños pequeños.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), 3 de cada 5 adolescentes estadounidenses se sintieron tristes o desesperanzadas de forma persistente en 2021, el doble que los varones, lo que representa un aumento de casi el 60% y el nivel más alto registrado en la última década.

“También estamos viendo el post-COVID, y mucho de lo que estamos viendo es ansiedad”, dijo Pérez. “Mucho de lo que estamos viendo es depresión, autoaislamiento, opiniones muy bajas y negativas sobre sí mismas”.

Por eso, las niñas están aprendiendo técnicas como el diálogo interno positivo, la meditación y habilidades de adaptación que muchos adultos no tienen, dijo Pérez.

Antes de empezar sus jardines zen, el grupo inicia la reunión compartiendo cómo se sienten ese día. Al principio, el ritual no fue fácil.

Nicole, de 10 años, solía dudar a la hora de compartir sus sentimientos con el grupo.

“Pero pensé que si ellas podían hacerlo, yo también”, dijo. “Después de la escuela, me estreso mucho. Me gusta poder compartir mis problemas y escuchar por lo que están pasando mis amigas. No pasa nada por decir que tienes problemas”.

Participants pick out shells for their zen gardens during GLOW club, an afterschool program operated by Union League Boys & Girls Clubs, 2157 W. 19th St. in Pilsen on Thursday, May 16, 2024.

Las participantes eligen conchas para sus jardines zen durante el club GLOW, programa extraescolar organizado por el Union League Boys & Girls Club, en el 2157 W. 19th St.

Anthony Vazquez/Sun-Times

A continuación, las niñas hacen una breve meditación. El sonido de las olas rompiendo pacíficamente sale del iPhone de Pérez y continúa durante toda la reunión.

Los niños no participan en dos de las tres reuniones semanales, principalmente debido a los límites de la subvención, explica Anabel Hernández, directora interina del centro.

Pero a las niñas parece gustarles que sea así.

“Creo que con los niños hay más gente”, dice Nicole con mucho tacto. “Y ruidoso”.

A participant fills her zen garden with sand during GLOW club, an afterschool program operated by Union League Boys & Girls Clubs at 2157 W. 19th Street in Pilsen.

Una participante llena su jardín zen con arena durante el Club GLOW, programa extraescolar gestionado por el Union League Boys & Girls Club en 2157 W. 19th Street en Pilsen.

Anthony Vazquez/Sun-Times

Mientras tanto, Naomi utiliza lo que ha aprendido en GLOW para tratar con los niños.

“Cuando los niños intentan hacerme enojar en la escuela, tengo que usar mis habilidades de afrontamiento”, dijo la niña de 10 años.

Por ejemplo, respirar hondo varias veces, apartarse de la situación y mirar imágenes positivas como de puestas de sol.

“Nos gusta reconfortarnos unas a otras, y me gusta cuando... todas nos escuchamos pase lo que pase”, dijo.

“Quería poner: ‘Puedes hacer lo que quieras mientras creas en ti misma’”, suspiró. “Pero era demasiado largo”.

Otras chicas se apoyan en la música.

“¿Cómo lo sobrellevas?” pregunta Delayza, de 10 años, con los ojos muy abiertos.

Las preguntas que estas niñas responden fácilmente por sí mismas pueden tener respuestas complejas.

“Escucho música tranquila como SZA y The Weeknd y música en español”, dice mientras mezcla brillos que actúan como arena en el jardín zen.

Su amiga Mariela se alegra de haber aprendido a no huir de sus sentimientos y ser capaz de calmarse.

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Las participantes del Club Glow hacen jardines zen.

Anthony Vazquez/Sun-Times

“Escucho K-pop”, dijo la niña de 10 años, antes de mostrar el grupo de K-pop en el fondo de pantalla de su Apple Watch.

Una vez añadidos los brillos y las conchas marinas a su jardín zen, Mariela piensa dónde va a exponerlo cuando llegue a casa.

“Tengo un estante en casa que es mi sección de calma”, dice. “Lo pondré ahí”. Irá junto a sus adorados álbumes de K-pop.

Al oír llegar a sus padres, las niñas salen juntas, cerrando la puerta de la sala de meditación, donde un letrero en la puerta dice: “Aquí perteneces”.

Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago

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